Diversificación geográfica: oportunidades y amenazas
Tendencias globales. Ventajas y riesgos actuales en los mercados: EEUU, China, Japón, emergentes, desarrolados. Cómo invertir en cada región.
Cuando elegimos los activos que conforman nuestra cartera de renta variable nos exponemos a todas sus particularidades. Una de ellas es el espacio físico donde nuestras compañías desarrollan sus actividades empresariales: dónde producen, dónde venden, dónde se abastecen, dónde se financian, dónde cotizan y dónde se someten a leyes, regulaciones, impuestos, riesgos políticos y monetarios, entre otros factores.
Cada región del planeta ofrece pros y contras al inversor. A continuación, damos una rápida vuelta al mundo para enumerar algunas macro-tendencias que nos ofrece el tablero global actual y analizar cómo podemos aprovechar sus oportunidades sin quedar tan expuestos a sus amenazas.
Estados Unidos
En los tiempos que corren, las bolsas estadounidenses son la primera alternativa para la mayoría de los inversores globales. Para muchos es la única opción. Motivos no faltan. Por allí abundan las oportunidades empresariales, se estimula la competencia y se consume con ansias. Es un terreno propicio para la prosperidad empresarial, donde reina un espíritu disruptivo. EEUU no deja de crecer y su población es una de las más jóvenes entre los países desarrollados. En la meca del capitalismo es donde se escriben las reglas del juego y donde se concentra (entre NYSE y NASDAQ) el 41% de la capitalización bursátil mundial, incluyendo gigantes como Apple, Microsoft, Google y otras más de 6 mil compañías.
Todo parece perfecto, pero el mercado actualmente irradia exuberancia. A nivel general, las valoraciones descuentan expectativas extremas que invitan como mínimo a la precaución. A nivel particular, se observan claras burbujas especulativas en más de una industria.
Ante esta aparente irracionalidad del mercado, los inversores debemos buscar por debajo de las piedras para encontrar alguna empresa/industria excesivamente castigada como la tabacalera o pequeñas compañías prometedoras fuera del radar de inversores institucionales. También podemos beneficiarnos de las virtudes del mercado estadounidense a través de compañías extranjeras que operan principalmente allí, pero su casa matriz y la bolsa donde cotizan se ubican en otro sitio.
China
La segunda potencia económica mundial que amenaza con desbancar la hegemonía norteamericana ofrece un mundo de oportunidades al inversor. En el país más poblado del mundo crece incesantemente la clase media y la clase alta, en detrimento de la pobreza. El consumo se encuentra en su punto máximo de ebullición y el empleo es pleno, marcado por una cultura del trabajo y el esfuerzo. China salió a dominar de comercio mundial y lo está consiguiendo. Cada año exhibe tasas de crecimiento obscenas para el resto del mundo. También aquí hay gigantes tecnológicos y una competencia feroz en prácticamente cualquier industria. Capitalismo salvaje, para bien y para mal.
Los medios y los intereses políticos y económicos occidentales le otorgan una mala fama por su intervencionismo en la actividad privada y por su supuesta orientación comunista, algo que creemos que se aleja bastante de la realidad. Para quienes estén interesados en profundizar al respecto, recomendamos dejar de lado los posibles sesgos adquiridos escuchando el podcast Lejano Este.
¿Problemas? Las regulaciones e intervenciones estatales realmente no son tantas como en occidente, pero resultan más impredecibles y orientadas a ponerle frenos a los gigantes o a lanzar ataques personalizados a quienes abusen de su libertad de expresión. Además, la contabilidad para la mayoría de los chinos es un mero instrumento que solamente sirve para atraer inversores. Su opacidad nos dificulta determinar si esta refleja la realidad, exagera o esconde fraudes que tarde o temprano saldrán a la luz. Occidente no está a salvo de los timos, pero en China no nos alcanzan las manos para contar los casos recientes más resonantes. Por último, el envejecimiento poblacional es una amenaza real que acabó con la política del hijo único.
El potencial chino sigue siendo enorme, pero el riesgo de seleccionar acciones individuales también lo es. Los fondos y ETFs activos o indexados pueden resultar una herramienta idónea para quienes deseen exponerse a las oportunidades que ofrece este mercado sin quedar indefensos ante fatalidades.
Japón
El premio Nobel de Economía Simon Kuznets aseguró que existen cuatro clases de países: desarrollados, en vías de desarrollo, Argentina y Japón. Por diferentes razones, estos últimos dos ejemplos desconciertan una y otra vez a los economistas.
El país del sol naciente combina características que no se encuentran en otros sitios. El pleno empleo convive con la deflación y el envejecimiento poblacional. Su extraña cultura corporativa se caracteriza por una gestión opaca que ahuyenta inversores, desincentiva la innovación e ignora la meritocracia. La mayoría de sus compañías son de alta calidad, trayectorias exitosas y dirigidas por personas honestas, transparentes y reputadas. Por lo general, no tienen deuda, incluso son varias las que exhiben caja neta y cotizan por debajo de su valor en libros. Abundan las trampas de valor en acciones que permanecen eternamente baratas.
Sin embargo, algo está cambiando en Japón en los últimos años. Se están implementando reformas estructurales para revitalizar la economía y mejorar la competitividad, la eficiencia, el crecimiento y la rentabilidad empresarial. En una reciente entrada en másdividendos nos explayamos en las oportunidades que ofrece este país.
Por lo motivos mencionados, seleccionar acciones individuales presenta riesgos, tal como sucede con China. Y más aún en compañías pequeñas que no trascienden de la isla. Para obtener exposición al potencial que ofrece este mercado, los ETFs y los fondos (activos o indexados) pueden resultar una gran alternativa.
Emergentes
Además de China, el sureste asiático transita varias décadas de alto crecimiento e industrialización. Con los 4 tigres a la cabeza (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán). Su intachable ética de trabajo se suma a un modelo de desarrollo basado en las exportaciones de manufacturas. Un artículo de Asian Centuy Stocks lo detalla muy bien. En cambio, otros países emergentes o en vías de desarrollo, orientados a las exportaciones de materias primas presentan economías volátiles debido a que son dependientes de las fluctuaciones en sus precios. India, Brasil y Rusia también ofrecen una grandiosa capacidad de crecimiento, no exenta de riesgos.
De todas maneras, no todos los países emergentes se convertirán en mercados desarrollados. Pocos lograrán con éxito la transición. Además, el crecimiento de un país y de su PBI per cápita no siempre va de la mano con la revalorización de sus compañías en la bolsa de valores. Esta, además del incremento de los ingresos, depende de varios factores cómo el múltiplo de valoración inicial, el tipo de cambio de divisas, la rentabilidad del capital, las ventajas competitivas, el gobierno corporativo, etc.
Aquí nuevamente los fondos y los ETFs ofrecen una herramienta imprescindible al inversor occidental, ya que allanan el camino para acceder a mercados con alto potencial, pero plagado de idiosincrasias locales y no exento de riesgos que dificultan la selección individual de acciones.
Otros mercados desarrollados
El viejo continente ofrece un complejo panorama. La Unión Europea rompe fronteras y barreras comerciales, uniendo las fuerzas de países ricos. El envejecimiento poblacional y la consecuente insostenibilidad de las pensiones más que una amenaza, ya es una realidad. No faltan los choques político-culturales Norte-Sur, las trabas y desigualdades regulatorias e impositivas, la falta de acuerdos sobre innumerables asuntos estratégicos, la irrupción de iniciativas políticas extremistas y, para colmo, el resonante divorcio de su ex miembro principal, el Reino Unido.
En este contexto la realidad empresarial resulta heterogénea. Compañías anticuadas, obsoletas y dirigidas por dinosaurios incapaces de adaptarse al siglo XXI conviven con interesantes iniciativas innovadoras y nuevas generaciones de empresarios que ofrecen algo distinto e intentan ganarse un lugar como la tercera alternativa de un mundo polarizado. Suecia, Reino Unido y Francia son solo algunos ejemplos de países que aportan un buen número de empresas cotizadas con un presente flamante y un futuro prometedor.
Un poco más lejos, países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Israel ofrecen un atrayente abanico de propuestas empresariales donde el inversor puede navegar y encontrar verdaderas joyas.
En estas latitudes difícilmente podamos prever un crecimiento generalizado de la economía o del mercado de valores, como ocurre en Asia y Estados Unidos. Sin embargo, tampoco vemos riesgos estructurales significativos ni valoraciones desorbitadas. Existen innumerables empresas con interesantes propuestas de valor que ofrecen productos y servicios al mercado interno, pero también al resto del mundo desarrollado, emergente y en vías de desarrollo. Por lo tanto, estos terrenos resultan especialmente fértiles para la selección individual de acciones. Mientras que no parecen tan propicios para indexarse abarcando la totalidad de unos mercados inundados de fantasmas sin futuro.
Conclusiones
La indexación global (MSCI Word, con o sin emergentes) siempre es una alternativa simple y cómoda. Pero no todos los inversores desean comprar el mundo entero ni limitarse al tercio desarrollado. Tampoco necesitan estar invertidos en cada uno de los mercados. Hay quienes pretenden eficientizar su cartera, quedándose solamente con las partes que ofrezcan un mejor binomio riesgo-rentabilidad.
En la actualidad, el inversor occidental medio se enfrenta a un escenario global que ofrece diversas realidades, oportunidades y amenazas. Los mercados prometen distintas perspectivas de desarrollo económico, niveles de precios ajustados a las expectativas e idiosincrasias locales que aportan ventajas y desventajas.
A su vez, cuenta con 3 vías combinables para invertir en renta variable: selección individual de acciones, delegación de la tarea en un gestor de fondos o indexación, tal como hemos comentado en un artículo reciente. Cada una aporta sus ventajas y sus desventajas: dedicación, costes, riesgos, potencial de rentabilidad. Seleccionar acciones requiere un estudio profundo de innumerables compañías, además del comportamiento adecuado, y aun así podemos equivocarnos. Elegir fondos activos demanda un proceso de selección de un especialista (que también puede fallar) al que vamos a pagarle para confiarle la responsabilidad. Por último, la indexación también exige estudiar la composición de los índices y asumir que estamos comprando todo: lo bueno y lo malo, aun cuando escasee lo primero y abunde lo segundo.
El desafío es elegir y emplear correctamente las herramientas más adecuadas para cada mercado.
Descargo de responsabilidad
Esto no es una recomendación de compra, sino un análisis personal del panorama bursátil abierto por geografías.
Actualmente invierto de manera indexada a través de ETFs en mercados emergentes y Japón. También llevo Nintendo (japonesa, pero con ventas globales) y selecciono acciones individuales en Estados Unidos y otros mercados desarrollados.